lunes, 6 de junio de 2011

Mausoleo

Murió a luces apagadas en el sepulcro tibio de mis manos
Horribles cómplices de su último temor

Nada pude evitar pues era invierno
Ruso invierno del sur chileno


De las palmas de mi madre te recibí y te cubrí en mi angustia
Para entibiar tu simpleza blindada de etéreos emplumados

Con energía inocente pretendía enjabonar tus pieles enfermas
Sin saber que tu elección prevista era ceder ahí mismo ante la hoz

Recordaba armonías en tus silbidos, desatadas hace tan poco ese verano
Hoy todas sombras anestesiadas, encarceladas presas del silencio

Sentía como tu pecho de Vulcano
cinchaba dentro de su magma un corazón retumbante, un campanario en locura

El claro de tus perlas cubierto en azul marino
Poco a poco se tiñia en tinta dejando dos pantanos vacíos

Era la negrura jamás leída por seres vivos
eternidad en la que tus retinas ya se sumergían, ya hojeaban los últimos libros

Débiles aleteos dejaron su sin sentido
Y a tres espasmos fortuitos perdiste la respiración

Mis manos se extendieron hechos plegaria, hechos rezo
Con estupor me di cuenta que improvisados, eran un horrendo mausoleo

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