miércoles, 18 de enero de 2012

CHILL OUT

-¿Te gustó la terraza?...preguntas, insegura… -Increíble…modulan sínicos mis labios, contenidos. …esta discoteque es “EL HUEVO”…prosigues, (aún te crees agente de turismo). …este es el sector Chill Out, funciona al aire libre y te ponen música electrónica, ese tecno lento, relajante… desde aquí se ve toda la costa, se ve bonito ¿cierto?…me gusta la decoración, está bien hecha , el ambiente. -Sí, se ve interesante, me gustaron esas luces de color…respondo. Cedo presunción mientras amarillos, verdes, azules y rojos se turnan tu rostro. Anochece. Te afirmas en una baranda justo al borde de tu suicidio. Abismada, pareces despreciar las nubes. …yo sabía que te iba a gustar… sentencias con una sonrisa menos sincera. ¡…ahhh! Blackbird Blackbird, me gusta ese grupo, creo que ésta canción se llama Euphoria. -¿Euphoria?, suena bien, que bueno el nombre, buen nombre, buen nombre… repito una y otra vez en mis pensamientos mientras las tonadas se re-mezclan con el puerto a los pies del edificio. A metros suspendidos nuestra fría compañía no parece encontrar denominación para las sensaciones reales que escapan a la de aquella música. Finalmente, menos reflexivos, tomados de la mano, notamos que aquellos diálogos, aquellas canciones y aquellas luces a lo lejos forman también futuras nostalgias. Una improvisada banda sonora de nuestras primeras travesías urbanas. Trayecto noctámbulo que, lentamente, se hace oficial.

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