lunes, 7 de marzo de 2011

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Puede que a veces intente salir de mi bondad, pero parece imposible ser otro, ese otro que con toda mi mente intento ser. Desde que los recuerdos comienzan a ser nítidos, en mi cabeza, siempre me e visto a mi mismo como la inocencia más patética sobre la tierra. Todos parecen saber de vuelta lo que yo recién comprendo. Las bocas de otros, sobretodo en la triste infancia, parecieron y aún parecen decir mis carencias, mis errores, mis defectos. Tal vez soy demasiado evidente, tal vez mi rostro lo expresa sin darme cuenta, no lo sé. Lo cierto es que sigo siendo el mismo niño, que quiciera conocer al mundo sin que este lo rechace. El mismo que se entristece con los mismos sinsabores de pérdida, de ansia de cariño, de miedo a la soledad.

Hoy como en esa infancia, caí en la pena del pasado. Son meses que no pensaba en aquello. Meses en que mi ego no me soltaba y me dejaba saborear mis verdaderos sentimientos.

Vamos a ver que sale: ...

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