miércoles, 30 de marzo de 2011

Todo fue muy poco sincero

Todo lo nuestro fue muy poco sincero
pero, iluminó dos ojos cansados
sodomizó mi alma
y fulminó dos meses inquietos, en que no ocupé mis dedos

Hoy vuelvo al ocio, ahogado en abstracciones

Que daría por un último jarabe tuyo que no fuese imaginado
un avergonzado beso tardío
que cabizbajo, suplicando, toque la puerta de mis labios como un hijo arrepentido, imagino
y que yo, con toda lágrima, como un padre
pueda recibirlo en mi lengua, en su techo, su saliva, su hogar
Recibir la suave y débil epidermis de tus humedales orales
que chocabas, a veces, con fuerza, con ímpetu sobre los míos
creyendo que tal intensidad, tal canallada
ocultaría la real lejanía de tu presencia

Yo también quería creerlo, con el pecho solitario
vendía anhelos, sueños de ver nuestras fantasías malcriadas, ilusas
de creer conocer la naturaleza del afecto
pero por gracia, sufrí la razón consiente
de notar una mañana que flotaba el vapor del tedio, del esfuerzo
la vergüenza de tus alientos

Comenzaste a revelarte como una hermana que desbordaba un afecto lastimoso, caritativo
más digno para niños en África, me imagino, que a pasiones de éste continente
sospeché de esas y otras pistas, deslices, caídas
la mayoría, contradicciones tan obvias, tan bellas, tan tuyas

Todas caían en tu trote presumido
todo me lo susurraba, pero lo eludía y me sujetaba:
a las batallas de nuestros cuerpos
a palabras débiles, vocablos del viento
abrazos melosos
y magnas promesas, dictámenes, sentencias, que ambos perjurábamos eternas


Pero lentamente te comieron tus heridas
insondables penas tuyas
los quiebres de tus espejos
las escamas de tu piel

(Como quería extirparlas, después de haberlas deseado)

Decidí evadirlas, confiar:
en esas uñas apasionadas, que arañaban toda piel, todo pudor

(mi piel, mi pudor)

Como quería perderme, en tu ausencia presente
aferrarme a un nuevo abandono
corresponder, ignorante:
a tus quimeras
a tu vida infestada de amargos
a tu cuerpo esquivo
tu mente viajera, desconcentrada
a tus bellezas bizarras
y hasta a esas esperanzas, que a veces revelabas
de que yo , toda una vida, viera esas cosas como una novedad interminable

Como quería aquello, aún cuando todo fue muy poco sincero
pero, iluminó dos ojos cansados
sodomizó mi alma
y fulminó dos meses inquietos, en que no ocupé mis dedos

No hay comentarios:

Publicar un comentario