sábado, 26 de marzo de 2011

Tus ojos, reencarnan

El naranjo, de faroles noctámbulos, se toma las calles
el viento helado, previo al crepúsculo maldito, seca recuerdos dentro de mis fotos

La bohemia negra ya agoniza
aquí, sentado en una banca de madera, esas medio rotas, adornadas de dibujos, promesas, nombres, frases, todas sin autor

Allí, tú me acompañas, en un contexto en que todo parece acabar, morir, y no reencarnar

Pero mujer, tus ojos pardos no se acaban, no mueren, reencarnan.

Borrosos, hechos niebla, se quedan estacionados unos segundos
Parecen morder la nostalgia
Atrapados en las vistas próximas, de un Valparaíso que se impone, orgulloso de su belleza

Tus pardos quedan intrigados, me parece, en eso que tú no conoces
esa paz del paisaje humilde, calmo
tan opuesto al desenfreno de tus sentimientos
los que queman de vida tus ojos
tus pardos leones, que no acaban, no mueren y que solo reencarnan.

Ellos no cederán su estamina
Quieren más de una noche que ya tuvo su orgasmo
Al copularnos a él y sus ninfas, en incontables antros del satanismo moderno

Temes a tu hogar, igual de calmo, alejado de estos mordiscos de ciudad
Que provocan las heridas que todo humano necesita recibir, cuando ya se ha entregado a la sinceridad del deseo

Tu atraes estas yagas y deseas que también lo comparta
Que te siga en tus venas cortadas
En tus lenguas de plata
En tu llanto sin paga

Y esta noche aquello no acaba
No eyacula
No se rinde

Tus ojos no acaban
Mientras trato de corregirlos
Obligarlos a oler, una última vez, mi presencia

Pasan más instantes y tú, por fin, vuelves a observarme
ríes, como mirando altiva, con el perfil coqueto
después vuelves a tu negra playa, a lo lejos y me evitas
para ahorcar lo que me queda de orgullo

Pretendo, en lo que nos queda de oscuridad, que tus pardos son míos
aún cuando son libres, tan libres como nuestras ambiciones
nuestras irrealidades
nuestros artistas frustrados

Y, así, sigue un acto sexual ocular
De sutilezas malvadas e insensibles, que nos excitan

Todo terminará, cuando ese crepúsculo maldito toque la campana
Y retumbe el grito que anuncie, sin que ya puedas evitarlo
que tus ojos acaban, mueren y ya no reencarnan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario